Las gravísimas consecuencias de la falta de integración de la RSE en la estrategia  empresarial quedan muy claras en la cadena de acontecimientos que está afectando al mayor fabricante de automóviles de Europa, Volkswagen.

El detonante: el escándalo de emisiones tóxicas del modelo Golf en septiembre de 2015. El descubrimiento de esta práctica fraudulenta dió lugar a: pérdidas millonarias, sanciones económicas y comerciales en varios países, la dimisión de su Presidente del Consejo de Administración y otros directores y un gran daño a la imagen de la marca.

Pero este escándalo sólo es la punta del Iceberg. Todo esto ha apretado el cuello de la administración de Volkswagen y ha dado lugar a decisiones que han sacado a la luz más evidencias de la falta de análisis y gestión de aspectos clave para su devenir en las 3 vertientes de la RSE: Gobernanza, Sociedad y Medio Ambiente.

¿Por qué? Puesto que no integró en su gestión estos aspectos clave, Volkswagen no solo ha sufrido las consecuencias de no adaptar convenientemente sus productos a las demandas de reducción de impacto ambiental, sino que además, habría evitado verse obligado a paralizar la producción del modelo Golf, si hubiera hecho una gestión responsable de su cadena de suministro especialmente en lo relativo a la relación con sus proveedores.  Esto podría generarle, a mayores, la pérdida de cien millones de euros por semana.

Si la empresa no cumple su promesa de cambio pronto y éste no pasa por integrar en su estrategia la gestión de cuestiones clave de RSE (ecoinnovación, gestión de proveedores, reestructuración responsable, anticorrupción…), muchas más piezas del dominó de Volkswagen podrían seguir cayendo.

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